Los efímeros momentos de felicidad absoluta

Dice el budismo que la raíz de todo sufrimiento es el apego. Que la felicidad y el sufrimiento son incompatibles, así que lo que te causa felicidad no te puede causar sufrimiento. No sé de dónde recuerdo que la misma búsqueda de la felicidad causa infelicidad. Entonces trato de recordar los momentos en los que he podido definir por felices de verdad. Les llamo los efímeros momentos de felicidad absoluta. La felicidad absoluta existe por estos segundos donde desaparezco de mí y simplemente estoy. Donde me siento en paz, sin más nada que pensar, apreciando cada detalle.

¡Qué difícil es lograrlo! Ay, pero cómo lo aprecio cuando lo logro.

Estoy agradecida de que he tenido bastantes momentos que siempre recuerdo, si puedo tomo una foto.

Por ejemplo, en una ocasión estaba lavando el baño de mi apartamento y al mirar hacia la sala mi perro estaba acostado justo en el centro de un rectángulo que creaba la luz del sol en el piso. Verlo ahí durmiendo, imaginarme que el sol había creado una alfombra dorada solo para él, saber que él estaba disfrutando el calorcito, que yo estaba disfrutando mi espacio, con mi silencio, (también con un pote de clorox en la mano jaja) me hizo sentir llena, agradecida.

Igual, no hace tanto, me enamoré la efímera vez número quinienta y cinco. Estaba a su lado, con la ventana abajo y mi brazo jugando con el aire que también soplaba mi pelo.

La música me gustaba, quien tenía al lado también. Estábamos de camino a comer, con el atardecer de frente en un cómodo silencio que interrumpí:

-"¿Tienes momentos de felicidad absoluta?”

-"¿Cómo así?"

-"Cuando por unos segundos todo es perfecto", le expliqué.

-"¿Estás feliz?", me preguntó sonriendo.

Solo lo miré y con la cabeza dije que sí.

Qué apego de querer constantemente sentirme así, qué sufrimiento de que sea efímero.